El enfoque narrativo múltiple es una de las alternativas para la utilización varios narradores dentro de texto. En el enfoque narrativo múltiple, (también llamado enfoque narrativo múltiple, perspectiva múltiple o multiperspectiva), la historia se cuenta desde diferentes personajes que van alternándose en el texto y ofrecen una versión personal de los hechos.
La perspectiva múltiple en el arte nació con las vanguardias, concretamente con la primera, con el cubismo, en un intento de representar los objetos en todas sus dimensiones, pero en un mismo plano. Quién no ha visto alguna vez una cara en un cuadro de Picasso y se ha preguntado: ¿Mira de frente o de perfil? No se busca representar las cosas de manera fiel, sino de una forma más completa.
En literatura, mediante la perspectiva múltiple, distintos narradores, que no tienen por qué tener el mismo conocimiento de lo que se cuenta, narran los hechos por medio de su propia voz. Ofrecen, como es lógico, puntos de vista diferentes de lo ocurrido. A esta técnica narrativa también se la conoce en ocasiones como perspectiva múltiple o caleidoscopio. Tienen el efecto de un caleidoscopio porque los distintos puntos de vista de los personajes pueden provocar que el lector perciba una realidad distorsionada.
Uso de la narración múltiple en nuestras historias
El uso de la narración múltiple no tiene limitaciones en cuanto a los tipos de narradores que podemos utilizar. Podemos alternar narradores internos (en primera persona) entre sí, distintos narradores en tercera persona (como por ejemplo, puntos de vista equiscientes siguiendo a los distintos protagonistas) o también narradores en primera persona que se alternan con otro en tercera persona.
El cambio de narrador se puede indicar de una manera explícita, comenzando el capítulo por el nombre del personaje que habla, o de forma que el lector pueda ir deduciéndolo. En este último caso, es importante que esto se produzca lo antes posible, en las primera líneas, para evitar confusiones y sin dar tiempo a que el lector tenga una imagen errónea de sobre qué personaje recae la perspectiva.
Cuando realizo informe de lectura de novelas, uno de los errores que encuentro con cierta frecuencia es la confusión en el punto de vista por parte del lector cuando se utiliza la multiperspectiva con narradores no indicados de forma explícita. Esto puede pasar cuando utilizamos varios narradores en primera persona o varios narradores equiscientes. ¿Cómo evitar confusiones?
En el primer caso, es importante que la forma de expresarse de los distintos personajes esté bien caracterizada. Si los personajes hablan de forma similar, no será raro que se produzcan. Si tenemos, en cambio, por ejemplo, un narrador niño o adolescentes, y uno adulto, será fácil de evitar. Lo mismo sucederá si tenemos dos personajes con nivel cultural muy distinto. En cualquier caso, no es necesario que los narradores sean diferentes en edad o cultura, bastará con que se expresen de manera diferente. Tal vez uno es muy reflexivo y otro muy directo. Tal vez uno habla y/o piensa rápido y el otro no.
Esto se complica un poco cuando utilizamos varios narradores equiscientes, pues aquí el habla del narrador no es un elemento diferenciador. Este tipo de narrador, alternancia de equiscientes, parece que se ha puesto bastante de moda, no sé si tras el éxito la serie de Juego de Tronos basada en la novela de George R.R: Martín con el mismo título. Digo esto porque, a menudo, cuando un alumno me dice que quiere utilizar varios narradores equiscientes, suelen nombrar esta novela como ejemplo. En esta novela el nombre del narrador se indica de manera explícita al comienzo de cada capítulo, seguido del número de intervención entre paréntesis. Por eso no hay confusión posible. En el caso de no indicarse de forma explícita, esta cuestión puede complicarse un poco.
Otra forma de evitar errores es que los personajes se muevan en escenarios muy diferentes. No es lo mismo que los personajes coincidan en los mismos lugares, que pertenezcan a historias diferentes y se utilice la multiperspectiva con técnicas narrativas como el paralelismo o el contrapunto.
Ejemplos de multiperspectiva en la literatura
Un ejemplo de enfoque narrativo múltiple lo encontramos en la novela “Mientras agonizo” de William Faulkner. En esta novela, varios narradores hasta un total de quince, van alternando su discurso en forma de monólogo interior en cada uno de los capítulos. A menudo ofrecen al lector información contradictoria.
Aunque es menos usual, también podemos encontrar el enfoque narrativo múltiple en relatos. Un ejemplo es el cuento titulado “Jacob y el otro”, incluido en la colección de “Cuentos completos” de Onetti. El relato del escritor uruguayo cuenta la historia de Jacob van Oppen, un excampeón de lucha libre, a través de distintos narradores. Tres en total: el médico (que le atiende tras la pelea), el narrador (un narrador omnisciente); y Orsini, apodado “El príncipe”, manager de Jacob.
Pero el cambio de narrador en el enfoque narrativo múltiple también puede hacerse de una manera más sutil. Por ejemplo, con un punto y aparte, o incluso dentro de una misma frase o párrafo. Es el caso del relato “La señorita Cora” de Julio Cortázar. En él, se van alternando las voces narrativa de tres personajes, un adolescente ingresado en un hospital, la madre del adolescente y su enfermera. Puedes leer a continuación un fragmento. Como verás, el cambio de punto de vista se produce en una misma frase: “Al rato vino mamá y qué alegría verlo tan bien”.
A lo mejor viene para traerme la cena; le voy a preguntar cómo se llama, si va a ser mi enfermera tengo que darle un nombre. Pero en cambio vino otra, una señora muy amable vestida de azul que me trajo un caldo y bizcochos y me hizo tomar unas pastillas verdes. También ella me preguntó cómo me llamaba y si me sentía bien, y me dijo que en esta pieza dormiría tranquilo porque era una de las mejores de la clínica, y es verdad porque dormí hasta casi las ocho en que me despertó una enfermera chiquita y arrugada como un mono pero muy amable, que me dijo que podía levantarme y lavarme pero antes me dio un termómetro y me dijo que me lo pusiera como se hace en estas clínicas, y yo no entendí porque en casa se pone debajo del brazo, y entonces me explicó y se fue. Al rato vino mamá y qué alegría verlo tan bien, yo que me temía que hubiera pasado la noche en blanco el pobre querido, pero los chicos son así, en la casa tanto trabajo y después duermen a pierna suelta aunque estén lejos de su mamá que no ha cerrado los ojos la pobre. El doctor De Luisi entró para revisar al nene y yo me fui un momento afuera porque ya está grandecito, y me hubiera gustado encontrármela a la enfermera de ayer para verle bien la cara y ponerla en su sitio nada más que mirándola de arriba a abajo, pero no había nadie en el pasillo. Casi en seguida salió el doctor De Luisi y me dijo que al nene iban a operarlo a la mañana siguiente, que estaba muy bien y en las mejores condiciones para la operación, a su edad una apendicitis es una tontería.
Genial, necesitaba ver ese enfoque. Gracias.
Otro ejemplo es La Hojarasca de Gabriel García Márquez, en donde se alternan varios personajes con monólogos propios.