Una de las cosas más importantes que debemos lograr a la hora de escribir nuestros relatos o novelas, es aprender a caracterizar personajes. Sobre todo en la novela, esto se convierte en algo fundamental para el éxito de nuestro proyecto narrativa. El personaje literario es el motor de la acción, el que nos arrastra a seguir leyendo un capítulo tras otro, por eso, es crucial que el lector se identifique con él y, para ello, tenemos que acercarnos mucho a nuestro personaje, conocerlo, casi casi, como a nosotros mismos.
Algo a tener muy en cuenta a la hora de caracterizar personajes es el habla y el lenguaje que utilizan para expresarse. El habla de un personaje no solamente queda patente en los diálogos, no debemos olvidarnos del narrador, de la voz narrativa, especialmente si se trata de un narrador que utiliza la primera persona, ya sea un narrador protagonista o testigo. Pues el lenguaje que utiliza, el vocabulario, por ejemplo, nos proporciona mucha información.
Para conseguir esto, primero conviene conocer un poco mejor las características o funciones fonológicas del lenguaje.
Funciones fonológicas del lenguaje
Según Karl Bühler, en su Teoría del Lenguaje, se pueden distinguir tres funciones fonológicas del lenguaje, que seguramente hayamos escuchado nombrar en alguna clase de Lengua y Literatura:
- Función representativa: se refiere a los fonemas en cuanto a elementos del sistema lingüístico. Los fonemas nos informan, principalmente, del idioma en que habla el interlocutor, pero también puede darnos más información, como la localización geográfica del habla, por ejemplo, si la persona tiene un determinado acento. Ohú, mi arma, te digo yo que zí.
- Función apelativa: se refiere a las variantes fonemáticas que se articulan con vistas a impresionar al receptor. Por ejemplo, si habla en susurros o gritando, o también la entonación de la oración, que nos indica, entre otras cosas, si la frase es informativa, interrogativa o exclamativa. Puede que, alguna vez, fuiste de pequeño, o has ido con tu hijo o tu sobrino, a una sesión de cuentacuentos. ¿Verdad que no se cuenta igual un cuento de humor que uno de miedo? Esa es la función apelativa. Chiss, pero no se lo digas a nadie, es un secreto.
- Función expresiva: se refiere a las variantes fonemáticas consecutivas del comportamiento del sujeto hablante. Esta función se refiere a la información que nos proporciona el lenguaje y el habla del propio sujeto en un determinado momento, por ejemplo, si está resfriado queda reflejado en su manera de hablar. O si está diciendo un frase de forma irónica, o si está imitando a alguien, por ejemplo, notaremos que cambia o fuerza un determinado timbre de voz que no es el suyo natural. Como cuando escuchamos decir a alguien “Teléééfono, mi caaasa…” con la vocecita del extraterreste de la peli E.T.
¿Qué se puede saber acerca de las características de un personaje por su manera de hablar?
Podemos conocer mucha información de los personajes estudiando cómo hablan y cómo se expresan. Charles Bally, lingüista suizo, estudió principalmente la función expresiva del lenguaje, incluyendo sus aspectos afectivos y sentimentales. Él lo llamó Estilística, pero, cuidado, porque nada tiene que ver esto con el estilo literario. Según él, del lenguaje pueden obtenerse seis clases de datos:
- El tono. Normalmente se distinguen tres tonos principales en el habla de una persona: sencillo o coloquial (cuando hablamos con un amigo o con nuestra pareja), medio (el que utilizamos normalmente en la oficina o el trabajo) y solemne (para un discurso o brindis, o el que emplearíamos en alguna conferencia de alto nivel profesional). El tono depende principalmente del contexto, y de la persona a la que va dirigido el discurso, en concreto, de la mayor o menor familiaridad que tenga el emisor con el receptor. ¿Le hablas igual a tu madre que a tu jefe? ¿Empleas el mismo lenguaje cuando intentas ligar que cuando estás en una entrevista de trabajo? ¿Y si tu madre fuera a una entrevista de trabajo e intentara ligar con tu jefe? No, aquí me he liado.
- La época. La lengua, como no se cansa de recordarnos la RAE (que sí, que lo sabemos), no es algo inmutable, sino que se adapta a la evolución del habla de los parlantes de una lengua. No hay más que leer algún fragmento de El Quijote para darnos cuenta.
Puesto nombre, y tan a su gusto, a su caballo, quiso ponérsele a sí mismo, y en este pensamiento duró otros ocho días, y al cabo se vino a llamar «don Quijote»; de donde, como queda dicho, tomaron ocasión los autores desta tan verdadera historia que sin duda se debía de llamar «Quijada» , y no «Quesada», como otros quisieron decir. Pero acordándose que el valeroso Amadís no sólo se había contentado con llamarse «Amadís» a secas, sino que añadió el nombre de su reino y patria, por hacerla famosa, y se llamó «Amadís de Gaula», así quiso, como buen caballero, añadir al suyo el nombre de la suya y llamarse «don Quijote de la Mancha», con que a su parecer declaraba muy al vivo su linaje y patria, y la honraba con tomar el sobrenombre della.
El lenguaje nos proporciona información de la época en la que trascurren las historias tanto por su construcción gramatical, como por el tipo de palabras empleadas para dar la información, como hemos visto en el fragmento de El Quijote (desta, della). Hoy en día, los medios de comunicación, como la televisión, a menudo introducen terminología que acaba pasando a los oyentes. Además los avances tecnológicos, internet y telefonía móvil, crean nuevas palabras, formas de expresión y nuevos lenguajes. No se podía “guasapear” en la Edad Media ni en la Prehistoria padecían “vigorexia” o sufrían “nomofobia”.
- La clase social. El estatus social de una persona también queda reflejado en su forma de hablar. De hecho, muchas veces es precisamente por medio del habla que la percibimos. Oímos muchas veces decir “este es un pijo”, o “esta es una choni”. Aunque en ambos casos también se caracterizan por la forma de vestir, es el habla lo que claramente les diferencia. Podríamos intercambiarles la ropa, pero difícilmente lograrán engañarnos cuando abran la boca (valga aquí el pareado). Pos estamos apañaos, a la Bego le ha dao por hacer rimas.
Diferencias de clase social y pertenencia a grupos sociales distintos es uno de los conflictos narrativos más explotados en el cine y la literatura romántica, como en Pretty Woman o en Tres metros sobre el cielo, la novela de Federico Moccia. Estas diferencias se marcan claramente en el habla de los personajes.
- Los grupos sociales. Determinados colectivos o grupos también tienen una determinada forma de expresarse. Cualquier que haya leído alguna vez una demanda o sentencia judicial, puede entender de lo que estoy hablando. El lenguaje administrativo y el médico, son otros ejemplos. También nos informan de los grupos sociales a los que pertenecen las jergas, lenguaje propio de determinados colectivos y que, a menudo, va unido también a una determinada clase social (¿Qué pasa, hermano?, Oye, tronco; O sea, ¿qué me estás diciendo? Te lo juro por Snoopy. Es superfuerte, tía). Preguntarnos acerca de las caracteríticas sociales, culturales, estatus económico, etc.; nos ayudará a caracterizar personajes en nuestras historias.
- Regiones. Dentro de un mismo idioma, existen particularidades que dependen de la localización geográfica del que habla. Es lo que todos entendemos por variedades dialectales de una misma lengua. Se da en prácticamente todos los idiomas. Esto incluye desde utilizar unos sinónimos con más frecuencia que otros, acentos, expresiones propias de una comunidad, etc. Es una forma singular y efectiva de caracterizar personajes. En Alicante decimos mucho “de buena mañana”, que no tiene nada que ver con que la mañana sea buena o mala, sino que se refiere a las primeras horas del día. Si oímos decir a alguien “¡Qué riquiño!”, está claro que vive en el nororeste de España. Yo soy de Cai, pisha.
- Biología. El lenguaje también depende de nuestras características físicas y psicológicas. Un hombre habla en un tono normalmente más grave que una mujer, pero no solo, esto, también suele expresarse de una determinada manera. Es decir, que en parte se debe a razones educativas, pero no es la única razón. La psicología de ambos es distinta, tienen necesidades a la hora de dialogar distintas y eso queda reflejado en su forma de expresarse. Los hombres tienden a no reflejar sus emociones, suelen ser más directos, emplean una entonación más plana, y tienden a hablar de cosas tangibles y concretas. El habla de las mujeres es, en cambio, más emocional, enfatizan más unas cosas que otras, y suelen tener un ritmo más acelerado. Los temas que escogen unos y otros a la hora de hablar tampoco son los mismos. Pero cuidado, en esta vida no es bueno generalizar. Hay mujeres fororas del futbol y hombres adictos a la moda. ¡Basta de estereotipos! Otro ejemplo, de particularidades biológicas, lo tendríamos en el habla infantil o en el habla de los adolescentes.
Como ves son muchas las cosas que debes tener en cuenta para lograr una buena caracterización de personajes. Importante es, por ejemplo, la caracterización psicológica del personaje. Por eso, quizá conviene que, antes de escribir sobre tu protagonista, te sientes con él en el sofá para charlar un rato. Aquí tienes un ejercicio de escritura para ponerlo en práctica.
Excelente entrada. Muy completa. Me gustó mucho. Ha solventado algunas dudas que tenía.
Mí gustó mucho la explicación sobre lenguajes, pues en TCC de mi universidad, pienso en hacer una comparación de lenguaje hablada por dos personajes en la novela en este país de Luis Miguel Urbaneja Achepohl, yo espero lograr. Un abrazo.
Muchas gracias por compartir.
Es muy interesante tu explicación, me ha gustado mucho.
Muy bien. Me resolvió mis dudas.
Muy bien, mi respuesta salió. Gracias a ti.
Gracias master, me ayudaste mucho.
Primero de todo, gracias por tomar tu tiempo para construir esta página y su contenido de gran valor educatívo. El artículo fluye de una manera clara y concisa para personas como yo que están retomando el tiempo y regresando a las aulas ya de adultos. Dentro de mi interés literario está escribir obras teatrales con mejor estructura y contenido para deleite del espectador y de aquellos artistas que gusten representarlas. Así que, con ansias y deseos de continuar leyendo y adquiriendo conocimientos por medio de tus publicaciones literarias cibernéticas. ¡Exitos y saludos desde la distancia! –