
En otras entradas del blog hemos hablado de los consejos para escribir una novela de John Gardner o los consejos para escribir cuentos de Carver. En esta ocasión los consejos para escritores nos llegan de la mano de Kurt Vonnegut, escritor estadounidense autor de novelas como El desayuno de los campeones o Matadero cinco.
Los consejos para escritores de Kurt Vonnegut formaban parte de un anuncio en prensa de la International Paper Company (empresa internacional del sector del papel y embalajes de Estados Unidos). A diferencia de otros consejos para generales, o de aquellos que hablan de argumentos y tramas, los consejos de Kurt Vonnegut se centran en el estilo literario. De hecho, se publicaron con el título: cómo escribir con estilo. Aquí van sus ocho consejos.
Cómo escribir con estilo, consejos de Kurt Vonnegut
1.Encuentra un tema que te importe
Encuentra un tema que de verdad te importe y que pienses, de todo corazón, que debería importarle a los demás. Este afecto genuino, y no los juegos con el lenguaje, será el elemento más atractivo y seductor de tu estilo.
No te estoy animando a que escribas una novela, por cierto, aunque no lamentaría que lo hicieras siempre y cuando sientas un interés genuino por algún tema en concreto. Una reclamación al alcalde acerca de un bache delante de tu vivienda o una carta de amor a la vecina de al lado será suficiente.
2. Pero no divagues.
No voy a divagar sobre ello.
3. Conserva la sencillez
En cuanto al uso del lenguaje: recuerda que dos de los grandes maestros del lenguaje, William Shakespeare y James Joyce, escribían frases que parecían casi infantiles cuando sus temas eran verdaderamente profundos. “¿Ser o no ser?”, pregunta el Hamlet de Shakespeare. La palabra más larga tiene tres letras. Joyce, cuando se sentía juguetón, podía enhebrar una frase intrincada tras otra y deslumbrar como un collar de Cleopatra. Pero mi frase favorita de su cuento “Eveline” es esta: “Estaba cansada”. Alcanzado ese punto en el relato, ninguna otra palabra podría partir el corazón del lector tal como lo hacen esas dos.
La sencillez del lenguaje no es solo respetable, sino, quizás, incluso sagrada. La Biblia se abre con una frase propia de las habilidades de un enérgico muchacho de catorce años. “Al principio, Dios creó los cielos y la tierra”.
4. Ten coraje para cortar
Puede ser que también seas capaz de confeccionar collares para Cleopatra, por decirlo de alguna manera. Pero tu elocuencia debería estar al servicio de las ideas que hay en tu cabeza. Tu regla debería ser la siguiente: si una frase, al margen de lo maravillosa que sea, no alumbra tu tema de algún modo nuevo o útil, elimínala.
5. Respeta tu voz
El estilo de escritura que te resulte más natural tendrá necesariamente ecos de los modismos con los que te hayas criado. El inglés era el tercer idioma del novelista Joseph Conrad y, todo lo que tiene de ácido su uso del inglés se debe, sin duda en parte, a su primer idioma, que fue el polaco. Y afortunado es, ciertamente, el escritor que se ha criado en Irlanda, pues el inglés que se habla allí es chispeante y musical. Por mi parte, yo crecí en Indianápolis, donde el acento habitual suena como una sierra de arco cortando hojalata y lo normal es utilizar un vocabulario tan desnudo de ornamentos como una llave inglesa.
En algunas de las cuencas más remotas de los Apalaches, los niños crecen oyendo todavía canciones y locuciones de tiempos isabelinos. Sí, y muchos norteamericanos crecen oyendo otros idiomas aparte del inglés, o un dialecto del inglés que la mayoría de los norteamericanos no entienden.
Todas estas variedades del habla son hermosas, igual que lo son las variedades de mariposas. Al margen de cuál sea tu primer idioma, deberías atesorarlo toda la vida. Si sucede que no es inglés estándar, y que aparece cuando escribes en inglés estándar, el resultado es habitualmente una delicia, como una chica muy hermosa con un ojo verde y el otro azul.
Por mi parte, nunca me fío más de mi escritura, y otros parecen hacerlo igual, que cuando sueno como una persona de Indianápolis, que es lo que en verdad soy. ¿Qué otras alternativas tengo? La que con más vehemencia me recomendaban mis profesores habrá sido sin duda la que te habrán insistido más a ti: escribir como un inglés cultivado de hace un siglo o más.
6. Di lo que quieres decir
Tales profesores solían exasperarme, pero ya no. Ahora entiendo que todos aquellos antiguos ensayos e historias con los que debía comparar mi trabajo no eran magníficos por su arcaísmo ni por su lejanía, sino por decir precisamente lo que sus autores pretendían que dijeran. Mis profesores deseaban que yo escribiera con exactitud, siempre seleccionando las palabras más efectivas, y relacionando unas palabras con otras sin ningún tipo de ambigüedad, rígidamente, como partes de una máquina.
Los profesores no querían convertirme en un inglés, después de todo. Esperaban que acabara siendo inteligible y, por tanto, entendido. Y ahí terminó mi sueño de hacer con palabras lo que Pablo Picasso hacía con pintura, o lo que varios ídolos del jazz hacían con música. Si rompía todas las reglas de la puntuación, hacía que las palabras significasen lo que a mí me daba la gana que significasen, las unía de cualquier manera. Pero simplemente nadie me comprendía. Tú también harás mejor en olvidarte de escribir en plan Picasso o en plan jazzístico, si tienes algo que merezca la pena ser contado y deseas ser comprendido. Los lectores quieren que nuestras páginas se parezcan a otras páginas que ya han visto con anterioridad. ¿Por qué? Porque también ellos tienen un trabajo duro y necesitan toda la ayuda que podamos proporcionarles.
7. Compadécete de los lectores
Los lectores tienen que identificar miles de pequeños signos sobre el papel y encontrarles sentido de manera inmediata. Tienen que “leer”. Un arte tan difícil que la mayoría de la gente ni siquiera lo domina de verdad, incluso tras haberlo estudiado durante toda la primaria y el instituto, doce largos años.
De modo que esta discusión debe finalmente reconocer que nuestras opciones estilísticas como escritores no son ni numerosas ni glamurosas. Nuestros lectores están destinados a ser artistas imperfectos. Nuestro público requiere de nosotros que seamos profesores pacientes y comprensivos, Siempre dispuestos a clarificar y a simplificar, mientras que nosotros preferiríamos volar alto por encima de la multitud, cantando como ruiseñores.
Esa es la mala noticia. La buena noticia es que los estadounidenses estamos gobernados bajo una constitución única que nos permite escribir lo que queramos sin temor al castigo. Así que el aspecto más decisivo de nuestros estilos, aquello sobre lo que elegimos escribir, es completamente ilimitado.
8- Consejos para perfeccionistas
Para profundizar más detalladamente en el estilo literario, en un sentido más técnico, te recomiendo leer Los elementos del estilo de William Strunk Jr. y E. B. White (es un manual de escritura, de ortografía, gramática y estilo). White es uno de los estilistas literarios más admirables que ha dado este país hasta ahora. Aunque deberías darte cuenta también, que a nadie le importaría lo bien o mal que escribe White si no tuviera cosas magníficas que decir.
Hasta aquí los consejos de Kurt Vonnegut. Con respecto al libro que recomienda, está traducido al español, pero, al tratarse de un libro fundamentalmente de gramática, te recomendamos optar por algún libro similar escrito originariamente en español como, por ejemplo, Estilo rico, estilo pobre, de Luis Magrinyà.
Por si te apetece leer el artículo original en inglés con los consejos de Vonnegut te dejamos este enlace: Artículo original

Me pareció importante lo que nos dice el escritor, escribir con los modismos que uno aprendió. Aquí comento. He viajado por diferentes sitios rurales de México, de donde se ha nutrido lo que escribo cuando hablan personajes rústicos de aquellos lugares, lo escribo como suena lo que hablan, con un español mucho o distorcionado, en ocasiones arcaico -Ta güeno-, -yo lo vide-, -Venga pacá, mhijo- Estos modismos algunas personas me los han criticado, aduciendo que no los entenderían si acaso me leyeran en otros países de habla hispana. Yo lko defiendo, siempre he dicho que el escritor debe escribir cómo habla, desde luego que cuando habla el escritor,-narrador- lo debe hacer con propiedad. ¿Ustedes qué opinan al respecto?
Saludos cordiales
Hola, Sergio.
Yo creo que está bien escribir utilizando algunos modismos, especialmente cuando escribimos diálogos de personajes. No hay que confundir esto con escribir tal y como hablamos, está claro. La literatura no debe utilizar el lenguaje coloquial, salvo en los diálogos de los personajes.
Lo que pasa es que, aunque un personaje hable correctamente, tampoco trascribimos en la literatura su forma de hablar de forma literal. Así que creo que los modistos se pueden utilizar, pero con moderación. Si todos los personajes de una historia, por ejemplo, hablan de forma similar, esto no solo no sirve para caracterizarlo, sino que puede cansar al lector y, como bien te dicen, tal vez resulte de difícil comprensión para alguien que no conoce ese vocabulario.